Semanas antes del nacimiento, los bebés aprenden a succionar dentro del útero materno. Esto se debe a que es un reflejo necesario para poder sobrevivir. En este sentido, cuando nacen, desarrollan dos tipos de succiones: la succión nutritiva, para alimentarse y la succión no nutritiva, a través de la cual buscan seguridad, tranquilidad, calma. Esta última función es para lo que sirve el chupete. A continuación, veremos lo que hay que saber sobre el chupete y qué hacer en caso de que el bebé no lo quiera.
¿Cuál es la función del chupete?
El chupete puede ser un gran aliado tanto para el bebé como para la madre. A él, lo ayuda a consolarse, a sentirse seguro, especialmente en los momentos en que está separado de la mamá. A la madre puede ayudarle a tener cierto descanso y también en los casos en los que empieza a manifestar malestar en los pezones como consecuencia de la constante succión.
En otras palabras, el chupete resuelve el instinto de succión que aparece en muchos bebés como una necesidad. Siempre que se utilice de manera responsable, su uso puede ser muy positivo.
Los tipos de chupetes
En la actualidad, existen diferentes tipos de chupetes que cumplen distintas funciones. Pueden ser de una o de varias piezas ensambladas, aunque se recomienda acudir a los de una pieza ya que son más fáciles de limpiar y se evitan los potenciales accidentes provocados por una separación en alguno de los componentes.
Entre los principales tipos de chupetes, hoy, podemos encontrar:
- Los anatómicos: imitan la forma del pezón, se adaptan perfectamente a la boca y favorecen el buen desarrollo del paladar.
- Los fisiológicos: tienen forma de gota o de cereza y necesitan de una presión mínima, favoreciendo también la formación natural del paladar.
- Los de caucho natural: son blandos y elásticos, generando una sensación muy similar al pecho materno.
- Los de látex: son los chupetes “todo goma”, especialmente blandos y adecuados para dormir.
- Los de silicona: finalmente, se utilizan mientras que el bebé no tiene dientes, siendo de un material más rígido.
¿Cuáles son las ventajas del chupete?
El chupete suele cumplir el rol de compañía y satisfacción para los bebés, especialmente en los momentos en que no están alimentándose. En este sentido, entre las principales ventajas del chupete podemos destacar:
- Ofrece calma cuando los bebés están molesto, generando una sensación de mayor satisfacción y felicidad en la succión.
- Alivia molestias durante los traslados y en los entornos nuevos.
- Puede favorecer el sueño del bebé, especialmente cuando este se siente incómodo.
- Brinda distracción de manera temporal en momentos que pueden ser de tensión para el bebé como las inyecciones, el contacto con personas nuevas, entre otras cosas.
- Puede reducir el riesgo de muerte súbita cuando el bebé succiona durante la siesta o al dormir por las noches.
¿Qué desventajas tiene el chupete?
Pero el chupete también puede traer consigo algunas desventajas que es importante conocer para poder controlar que su uso no sea excesivo. Estas son:
- Puede generar dependencia si se usa en todo momento o si es la única fuente de calma a la que se acude cuando el bebé está molesto o incómodo.
- En algunos casos, puede alterar el amamantamiento y reducir las posibilidades de generar una rutina de lactancia saludable.
- Si el uso es prolongado, puede generar problemas dentales.
- Puede aumentar el riesgo de infecciones de oído medio.
¿Por qué motivos un bebé puede no querer el chupete?
Si bien el uso de chupete es algo muy común en los bebés y la mayor parte de ellos tienden a adaptarse fácilmente a él, hay casos en los que los niños lo rechazan. Esto es algo que suele estar más vinculado a los propios gustos del bebé y su forma de ser, por lo que no debe ser una señal de alarma para los padres. Son muchos los bebés que prefieren el pecho antes que el chupete y que pueden sentirse cómodos sin él.
¿Qué hacer para que el bebé acepte el chupete?
Sin embargo, lo cierto es que el uso, aunque circunstancial, del chupete puede traer beneficios para la rutina del bebé y de la madre. Tanto para los bebés que se alimentan a través del amamantamiento como para los que utilizan biberón, el chupete puede ser un gran aliado del bebé y de la madre. Por eso, a continuación, veremos qué hacer en caso de que el bebé rechace el chupete.
Esperar un tiempo prudente
Si bien el chupete puede ser beneficioso, es importante evitar un tiempo prudencial para ofrecerlo al bebé. Esto se debe no sólo a que un bebé recién nacido puede ser más propenso a rechazar el chupete sino, además, a que, en caso de aceptarlo, puede generar modificaciones en la lactancia y evitar que se desarrolle una rutina adecuada de alimentación.
Elegir el chupete adecuado
No existe una fórmula que indique qué chupete es mejor para cada bebé. Por eso, es importante estar dispuestos a probar y ver cuál es el preferido de cada niño en particular. En ocasiones, el bebé puede rechazar un chupete pero sentirse más a gusto con otro.
No desistir
Que un bebé rechace el chupete algunas veces no quiere decir que lo hará siempre. Lo que se recomienda es intentar en distintos momentos y de distintas formas, para evaluar la reacción en cada caso.
Dejar que marque el ritmo
Incluso los bebés que han aceptado el chupete y que se han acostumbrado a utilizarlo tienen momentos en los que no lo prefieren. Por eso, es importante que sea el bebé el que marque el ritmo del uso del chupete y que no se busque imponerlo, ya que eso podría provocar malestar.
Cuidar que esté en buen estado
El chupete siempre debe estar perfectamente limpio y, además, es importante verificar que no esté dañado. Tanto los daños en él como un mal sabor vinculado a una higiene deficiente pueden llevar a que el bebé se sienta mal e incómodo.
Si tu bebé presenta dificultades para aceptar el chupete, no debes rendirte ni pensar que hay un problema. Se trata de buscar los momentos adecuados para continuar intentando y escuchar qué es lo que él necesita.